Historia de San Luis
Autor: Urbano J. Nuñez - Introducción
Ver MásCapitulo I
Descubrimiento y conquista
Ver MásCapitulo II
La Fundación de San Luis
Ver MásCapitulo III
San Luis en el Siglo XVII
Ver MásCapitulo IV
Afirmación de San Luis en el Siglo XVIII
Ver MásCapitulo V
Bajo la autoridad de Sobremonte
Ver MásCapitulo VI
Los días de Mayo
Ver MásCapitulo VII
Guerra de Ideas Políticas
Ver MásCapitulo VIII
La llave de Cuyo
Ver MásCapitulo IX
Primeros tiempos de la Autonomía
Ver MásCapitulo X
La Guerra Civil
Ver MásCapitulo XI
Un pueblo que no quiere morir
Ver MásCapitulo XII
En el cauce de la política Rosista
Ver MásCapitulo XIII
La dura brega de un buen hijo de la tierra
Ver MásCapitulo XIV
Forja y defensa de la Constitución
Ver MásCapitulo XV
Un horizonte de progreso
Ver MásCapítulo XVI
Los lerdos molinos de la voluntad popular
Ver MásCapitulo XVII
A los tumbos por el camino de la democracia
Ver MásLos orígenes
No se sabe cuándo llegaron ni de dónde venían, pero hace alrededor de los 8.000 años un grupo de cazadores primitivos comenzó a merodear por la Sierra de San Luis comprobando que era comarca adecuada para sentarse en ella y decidió instalarse en las cavernas que se abrían al pie de las montañas.
Poseemos las huellas mas perdurables de aquellos sanluiseños extinguidos en grabados y pinturas que han motivado investigaciones arqueológicas. No es mucho lo que se conoce acerca de esos pobladores y algo similar sucede con los Comechingones, pueblo que a la llegada de los hispanoamericanos ocupaba una franja paralela a lo que es hoy la frontera con la provincia de Córdoba.
Ver MásPueblos primitivos
Los lugares se ubicaban – según algunos estudiosos – en las riberas del Desaguadero y en el extremo septentrional preponderaban los Olongastas. Todas estas parcialidades recibieron – se dice – el influjo cultural del Incario y un rasgo común a todos ellos fue su escasa belicosidad; eran sedentarios, industriosos y pacíficos.
A propósito de la cultura incaica y el templo del sol, podemos decir que en la gran caverna se establecieron para dominar la comarca y explotar los lavaderos de oro de esta región aurífera. Ningún sitio mas adecuado que este en las faldas del Cerro Inti Huasi para elevar un santuario a ese Dios sol que majestuosamente aparece todos los días sobre las elevadas cimas del granítico anfiteatro que lo rodea esparciendo la luz y la vida en los senos fecundantes de los valles próximos.
Los indios del sur o pampas en cambio, opusieron resistencia a los blancos . Nunca pudieron doblegar a los ranqueles parientes de los Araucanos y Pehuenches , que adoptaron con habilidad al caballo. Así armados, alentados por su bravura y protegidos por el desierto, los ranqueles o araucanizados jaqueaban los poblados sanluiseños desde su origen.
Los primitivos habitantes incorporaron la agricultura, cultivaban el maíz, recolectaban algarroba y chañar de los que obtienen harinas y bebidas espirituosas , consumiendo a carne de animales silvestres. Al llegar los hispanoamericanos el número de indígenas era aproximadamente 5.000 y se encontraban distribuidos en los valles de las sierras, en el Valle del Conlara, San Francisco o a a orilla de los ríos que bajaban de las sierras como el Morro, Nogolí, Chorrillo, siempre en zonas aptas para el cultivo de la tierra.
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