Campo y Soledad
Autor: Berta Vidal de Battini
CAMPO
Y
SOLEDAD
BERTA ELENA VIDAL DE BATTINI
1937
SIEMBRA
CORAZON mordido por rutas extrañas, rama despojada, hoja renacida,por
doblar los vientos las manos ardidas brotando su lirio de serenidad,
corazón maduro como una semilla, en la tierra mía te vengo a sembrar.
TIERRA ADENTRO
LA flor del paisaje se me abre en las manos.
La de tierras altas,
la de soles limpios y el aliento claro.
La del ancho viento varonil que clava
dardo rumoroso,
pero que en un cielo de infancia lo lava con
azules telas,
con aguas azules y azules estrellas.
De las landas verdes de aluvión y ríos regreso al dominio de la flor de piedra, por firmes caminos y por las profundas aguas de la espera. Flor de tierra adentro copiada en el alma, de día oro vivo, de noche oro malva.
SOLEDAD
SOLEDAD
soledad
camino de sí mismo,
cauce vuelto hacia adentro
remanso del insondable más.
para el
por la entraña en arrobo
Gruta afelpada de la soledad,
bajo su pensamiento
pasa la música de la eternidad.
INTIMIDAD
Secreto más guardado
que todos los secretos,
piedra fuera del río que
apenas se acaricia con
musgo de rocío.
CAMPO
Pena y alegria
la verbena roja se vuelve amarilla
Cariño angustiado,
el alfalfar verde florece morado.
Dolor valeroso,
la fusta en la espina da oro oloroso.
Constancia invariable,
la flor de la penca y la flor del aire.
INFANCIA
ANDUVE con su alborozo por
estos campos abiertos.
Se fue cantando en el agua pero
vuelve con el viento
Manos de salvia y poleo,
ojos dorados de octubres, lloran en
sendas de tierra pero ríen en las
nubes.
Violones de los maizales, rondas
de alfalfa y de trigo, sobre parvas
olorosas bailan sus días
dormidos. Se va el sueño por la
huella de la flecha que arrojara
sobre la banda de alondras el
arco de la mañana.
PRESENTE
DONDE está el ramo encendido del
más entrañable canto?
Desasosiego del alma
buscándolo en este campo.
Se romperá con la estrella
sobre el espejo del agua? Empeño tras la
escondida
belleza que llama al alma.
La nombrará, y está sorda,
la enlazará, y está ciega,
mariposa de amargura
sobre el rosal de las venas.
Monte adentro, cielo arriba,
sol de incendio en la colina,
paz de farol campesino,
pero aquí, dice la espina.
Tallo azul, capullo grana,
se me está yendo la vida...
Pasarán las estaciones
sin dar flor definitiva?
RIO
SOLEDAD y canción, canción y huída
en el irse y estar como en la vida.
Nacer y disgregarse, disgregarse y nacer
en el tumulto creador del río,
y no saber si es su dolor o el mío
que yéndose no acaba de crecer.
FLOR DE PIEDRA
NO ME OLVIDES de la sierra,
sugestión, llaga celeste,
silicio de lejanía
en la ciudad donde asientan
medrosamente mis días.
DESVELO
Un zorzal sueña en la aurora y la
saluda en su canto.
Se despierta mi canción
y en la noche sube alto,
humo a lo desconocido.
Se quema mi corazón
sobre los cerros nativos.
ORACION
SURTIDOR
levantado sobre la tierra muerta
salpicando el espacio de
burbujas violetas,
platinando las guías
de las rutas abiertas, hasta el
Dueño Celeste
llega fiel surtidor,
que en el agua del ruego
sube mi corazón
AZUL
TODO mi amor
esta mañana crece
para tender la vid de pámpano celeste a cuyo
amparo se recoge el mundo. Crece, crece,
y es hasta el nudo oscuro
de su raíz celeste.
ANOCHECIENDO
EL sí de los árboles
el cuándo del pájaro,
sobre el agua sueñan, bajo el agua esperan
Los pasos se apagan
en las cuerdas flojas de todas las sendas.
Vaho de ganado rumiando entre sueños,
esquilas dormidas.
La miel de los aires
esfuma el paisaje
como en la penumbra de una tela antigua
o en el distraído recorrer de un viaje.
Los ojos remotos
persiguen la forma de la flor eterna por un país lila
fuera de la tierra.
ARROBO DE LAS NOCHES DE LUNA
GOLONDRINAS de plata
me invaden la bandada
de un mensaje lejano, insinuante y oscuro, que sacude
los árboles de mi selva profunda en un cantar de
arrobo, de silencio y de fuga.
Quién estará pensando mi dolor en la tierra?
Quién amará el retiro de mi amor dilatado?
Está mi oído atento.
Un temblor me ha nombrado.
En tibia lluvia el polen de las flores más altas me ha
cubierto la cara como si hubiera muerto.
Lenta, vuelve la aurora
y en su paloma blanca me dice que no es cierto.
OCASO
EL sol se esconde como tú a lo lejos, la luz
demora como tú aquí adentro con la tibieza y el
rumor de enero.
Yo sé que ya no está pero la siento como en
las altas copas en los dedos.
HORIZONTE DE PIEDRA
LUZ
Si en tu entraña te cantara
Grave callar de la piedra
Como tú en las mías cantas,
En el rojo-azul subiera
De tu chispa tu alabanza.
VOZ
SILBO en la honda y el viento, eco, cantar y palabra
en el martillo del hombre
y en la intimidad del agua.
En el silencio, silencio
vivo como el pensamiento.
CANTO RODADO
Que hay en lo adusto ternura
dice tu arista escondida,
hecha música en la curva
de tu pecho de paloma.
Viajera como la vida,
como la tierra redonda.
GUIJA
ARQUITECTURA y silencio que dieron obra maestra,
tu humildad armó las peñas,
los cerros y cordilleras.
CRUZ DE PIEDRA
LA margarita de piedra de la cruz
está en la cuesta, pareciendo
que bajara, pareciendo que
subiera, parábola de Jesús
en la presencia viajera.
CERRO
ALTA testa, fuerte pecho,
eternidad en las manos,
en la chatedad del llano
cruz de todos los rigores. Amor del
predestinado solitario entre los hombres.
PAISAJE DE PIEDRA
SIEMPRE piedra ante los ojos, en
las cimas, en los cauces,
en la fuga del picacho
y en la prisión del embalse.
Piedra en las pircas y muros,
En el fuego, en los senderos
Que buscan todos los rumbos
Y en la calleja del pueblo.
Siempre recia, firme, limpia,
Como en sus hombres el alma:
Bajo el silencio de guijas
LOS PAÑALES
Los pañales lavados entre las
piedras,
tiñen de azul el agua, de oro
la arena.
Los pañales tendidos
sobre las hierbas, alzan un
arco rubio sobre
las sierras.
FRUTA SILVESTRE
PIQUILLIN y algarroba,
algarroba y chañar,
aromoso verano
rojo de andar
como abeja borracha
sobre el panal.
En la cañita seca
de la chicharra
el anuncio maduro sube en
temblor, sangre de sol y monte,
grano y vaina de sol.
FLOR DEL AIRE
GARRA de acero guardando la
transparencia del día
en la mariposa blanca
de soledad y sequía:
adolescente romántica
tras la reja enmohecida.
LOCONTE
SOBRE el lomo de los cercos
cuelga sus lazos de seda
acompañando al camino
por el perfil de sus leguas.
Rubias cabezas de niños
florece en verde regazo,
frescura de acequia libre
meciendo al campo en sus brazos.
MOLEDORA
MAJA maíz la moledora,
y en el mortero canta la siembra primitiva con
arado de palo
y el caminito a pulso picado de semilla. Maja
maíz la moledora,
y la cosecha pasa trinando la guitarra
de la chacra en la aurora.
CAMINO
PEONES nativos tajan la brecha del camino.
El verano los dobla, los endereza el polvo,
los manda acento gringo.
La bravura se quema y aletea el camino
con un nuevo misterio.
Ay, se queja la tierra sobre un crecer de río
que arrastra negros botes con sus remeras ciegos.
NIÑA
POR el senderito que trillan las cabras, viene con
las moras de sus pies descalzos, la paja quemada
de su crencha suelta,
Y arqueando los brazos
la carga de leña.
Aura campesina le pule las sienes.
Carne de ciruelas, raídos percales.
Sus ojos humildes son noches de asombro,
yo soy para ella todas las ciudades.
Su camita dura tendida en el suelo, abrirá esta
noche las fuentes más altas
y raras del sueño.
Angel de ojos verdes y dedos de musgo, ojeras de
lunas y pies de camelias,
tus alas igualan los niños del mundo.
ORACION CAMPESINA
LA NIÑA
ANGEL de la Guarda, cuida
las clavelinas de brasas
dormidas en la ceniza
para el fuego de la casa.
Que no nos mengüe la leche
ni en el agua haya nublado.
Florece en jardín de espuma el
pan del maíz tostado.
Dame verso de paciencia
y flor en saber de pobre para
enlazar los remiendos a los
zarpazos del monte.
Pone el cuarzo de tu dedo
en la intención de la espina, y
corta la lengua en llamas de la
traición de la víbora.
Que no oiga risas de brujas ni
cantar de Salamanca. Que mi
muñeca de trapo relumbre aritos
de plata.
EL NIÑO
ANGEL de la Guarda, manda que me
ponga tibia lana
el cordero de la luna
en las escarchas del alba.
Que el viento de la tropilla en
remolino de atajo
a mi caballo apacigüe
bajo el mando de mi lazo.
Que el campo me entregue el rastro que
lustra el toro perdido,
y que no me parta el rayo
de su hasta en doble cuchillo.
Que en el rencor de las pencas no me
entierre mi caballo,
que no me roben el alma
la siesta y su Duende Malo.
Que corte espejos de la noche
cuando yo vuelva del pueblo,
Y me dé el sol de la copla
que quita el frío y el miedo.
EL vago soñar del humo
dibuja largo camino
sobre la rosa entreabierta que
aclara al valle dormido.
Por él va un llanto de niño
rompiendo el globo del aire en
rosetas y en esquirlas que se
clavan en la carne.
EL LLANTO DE NIÑO
Sube temblando en las lágrimas y el
silencio de la madre.
El secreto ha florecido
pálida flor de salitre
en las riberas del río,
que yo no diré por triste.
TRADICION
POR las retamas del día
y el camino de la sierra,
avanza crujiendo el carro
cargado de leña seca.
Cinco mulas son sus alas, en
una va el carretero
silbando, con silbo tierno una
tonada de arriero.
Por qué silbas y no cantas?
Qué has hecho tu copla vieja?
La llevo en el alma, niña,
al lado de mi tristeza.
LA LEYENDA DEL CRESPIN
AGUJA de plata
Con hilo de acero
Del crespín, cosiendo
Su pena a la tarde
En las telas claras
Del mes de las ánimas.
Leyenda inocente
del amor perdido,
del amor buscado,
del ruego en la niña,
y el milagro abriendo
la flor de dos alas.
Arbol de leyenda
cantando en los pájaros
de los niños ávidos,
de los hombres-niños,
y al pie el agua libre
de todos los siglos.
PENA NATIVA
TRISTEZA, porque estoy triste
pena, porque estoy penando,
dolor de arrope y salitre,
dice la copla cantando.
Río de América viejo
como la noche y el día,
agua violeta en el lecho
de una mañana dormida.
COPLAS
POR los arenales
iba mi alegría
con el tambor rubio
de su mediodía.
Las arenas mudas
nada me decían.
POR los arenales
lloraba mi pena
el río moreno
que va por mis venas. Las
arenas tristes brotaban
verbenas.
NI en invierno fluir de nieve ni abierta
nube en verano,
sólo lloran para adentro
los terrenos del secano.
No importa que despeñe
por el filo del repecho
que en luz contesta la piedra
cuando le parten el pecho
TONADA
BAJO el río castellano, sordo,
apretado y en fuga
el tumulto americano.
Qué hablan las piedras del fondo
en la canción de la tierra?
Chaguares y cortaderas
quiebran espigas y tallos
en la voz del guitarrero,
y lo dobla un viento de abras
sobre la oscura y redonda
represa de la guitarra.
Está mirando-partido
el decir de las palabras-
jinete español, sombra india,
cruzando monte en los dedos
que abren picada en las cuerdas,
en viejo país que el alma
sabe pero no recuerda.
POETA QUE TE DESPIDES
A Antonio de la Torre
POETA que te despides
de mi pueblo, enamorado
de las mejillas morenas
y del mirar arrobado,
cuida los pasos, la senda
florece cantos rodados.
Los ojos de las puntanas
en tus ojos van cantando,
canción que se va con ellos,
canción que vendrá llorando,
conjuro de brujería
sobre tus sueños, mandando.
OJOS AZULES Y LANGUIDOS
A Alfredo Bufano, a su libro
"Poemas de las Tierras Puntanas, el día de su homenaje"
Ojos azules y lánguidos
en gesto de Nazareno,
cantáis al solar puntano
de agua mansa y alto cielo,
mirándolo en el espejo
de sus hondos ojos negros.
LEYENDO A SAN LUIS DE LA CRUZ
se entornan claros y castos
sobre el verso de azucena.
Viene sobre pencas bravas
San Juan de la Cruz, llorando,
y sobre peñas heladas
se postra crucificado.
Se triza en flores del aire
el cuarzo del Cerro Malo.
La bandada de la noche
quiebra la luz con sus alas.
Luceros y lunas suben
por las entrañas del alma.
LEYENDO A GARCIA LORCA
A Ernesto Arancibia
DE clavel incendia el libro
el ocaso entre las manos.
Alma de junco y de niño
sobre pasión de gitano.
Qué lino juntó las rosas
que anochecieron tus sienes?Tus
cien lunas en las sombras,
tus mil alas en la nieve.
HAS BESADO AL HIJO
Harán con tu corazón
dijes y anillos de fuego?.
Si lo siembra dará un árbol
con su ramaje en el cielo.
En los potros desbocados
De tus valientes romances,
batiendo el tambor del llano
vienen , pero llegan tarde…
Cómo lloran los gitanos
en el bronce de tu madre.
Ya dicen sobre la tierra,
también los que te segaron:
va por el cielo la luna
con su poeta gitano,
lo lleva por sendas de ámbar
como a un niño de la mano.
HAS besado al hijo
y en julio se encienden los trigos de enero, En el
hijo mío, en el hijo nuestro,
cómo te embelleces noble compañero.
Has besado al hijo
y un perfume nuevo
de bíblicas viñas cargadas de siglos
ha llenado el pueblo.
VELANDO
YO me inclino en el hijo
como Dios sobre el mundo
con el sol en los ojos,
el arrullo en el alma
y en las manos el vaso
roto de las palabras
MUJER CAMPESINA
GESTO viejo y nuevo de la región viva,
región en el alma,
piedra y árbol suyos
el oído puesto sobre el pulso de agua.
No entrarán en tu hijo golfos de misterios.
Lo creará tu carne, salud de la fuerza;
Por tu trova antigua será simple y claro,
puro por tu criba de los intermedios,
libre y limitado con el atavismo
del astro y el cielo.
SOMBRA DEL HIJO
Te envidio en el hijo, mujer campesina
Me duele en el mío
el manojo ansioso de su raíz íntima,
el molino al viento
de sus ojos ávidos,
y el despeñadero del mundo en acecho
que lleva por dentro.
POR la aspereza del campo
le sigo como una sombra.
Mi voz cae en sus oídos
en semillas de zozobras.
Cuando sea sólo sombra cómo
temblaré a su espalda
en las alas invisibles
de la soledad del alma.
Seré miedo de la poda
pero más dolor de verle
sobre el crucero de fuego
desde mi nada de nieve.
SUGESTIONES
POR la boca del zagal va
cantando el alma
clara del lugar.
MAJADITA blanca de cabras serranas,
plata de los pobres,
moneda puntana.
AL casero naranjal
el campo le opone en gracia
el bronce de su chañar.
AGUA y esmeralda la brea lustrosa,
carita lavada
de niña donosa.
CHARCO en la bajada
muchacho descalzo
de cara tiznada.
LA calandria canta y canta
siempre distinto cantar, remolino
de los vientos
en su gajo de metal.
GARBOSA (jarilla)
Mi niña que verde,
peineta amarilla.
LA acequia sobre la loma,
el arroyo en la barranca,
rumor de juncos cruzados
sobre un azul de esperanza.
COPA de algarrobo,
Crencha plativerde,
Niña de los montes
Que ha perdido el peine
CLIMA
HASTA la intimidad de las moléculas
sonoriza la sequedad del aire,
las piedras cantan
y las flores tañen.
Qué mal está mi verso en este tiempo
con su música simple y campesina,
pájaro y agua que sacude el viento
recóndito del clima,
de mi clima.
TRIPTICOS ETERNOS
ENJAMBRE del viento,
rumoreas menos que mi pensamiento.
Tierra de labranza,
no prometes tanto como mi esperanza,
Riqueza del día,
yo que nunca lloro, lloré de alegría,
Sonaja del trigo, rubor del granado,
por los ojos suyos su amor me ha mirado.
HA nacido el mundo para tu presencia.
El lirio del cielo curvado en su tallo
le besa la frente.
Los campos se esponjan en blancos
rebaños,
dobla el mar la blonda de sus marejadas,
las frías ciudades han brotado un nardo.
Creí que quedabas en la última posta
y estás en mis manos.
Irás por el río de todas las sendas
que suben mis sierras, que cruzan mi llano,
que cercan mi villa,
tendrás mis secretos
y el cuento sencillo de toda mi vida.
HAY fiesta en mi casa.
En su reja viva,
guitarras y coplas de la serenata
dicen, para siempre, por toda la vida.
Rendido trovero, repíteme el canto,
la comarca vuelca su copa de vino.
Seré por tu gracia las flores del
campo
Bajo el duraznero florido del tiempo
pasan brisas lánguidas;
leo el libro tierno, digo el verso amante, y la
hondura mía, pura y perfumada
se riega de lágrimas.
bordeando la senda para conducirlo, las aves
del viento para acompañarlo.
No es voz solitaria,
los niños enlazan coronas de soles,
anillos de mares en rondas lejanas,
con él, en el mundo cantan las campanas.
Igual que a la piedra caída en el agua,
me ciñen las hojas de su flor de ruedas
diciendo que nadie ya sufre en la tierra.
Todos los amores en este capullo.
Clima rumoroso, perfume del tiempo,
sobre el río caen todas las estrellas,
corazón abierto.
DOLOR
POR los alfalfares del estío vino.
Tenía los ojos maduros de soles,
hondos de caminos,
y el gesto agridulce del incomprendido.
Con la voz florida se apoyó en las piedras
y me habló del agua,
de la espina aviesa,
de los nidos cálidos, de las hierbas nuevas,
yo bebí en éxtasis
su palabra buena.
Se fué con la tarde.
Morado, el crepúsculo
se cerró en el signo del presentimiento.
Lo seguí en la noche,
lo busqué en el alba,
y sobre las manos del convencimiento,
junto al llanto blando porque fuera mío, lloré
el llanto recio de haberlo perdido.
Yo la quise estrella
sobre los estratos del tiempo y la sombra.
ERA el agua alegre.
Pudo ser cascada, buscó ser torrente,
yo la quise estrella.
Se engastó en el fondo
la quebrada oblea,
y todos los cielos vinieron a verla
serenando el salto de sus castañuelas con
ideas hondas.
Olvidé las leyes de la astronomía
Médano andariego
de todas las cosas,
en el hueco ciego de su geometría
sangran cinco rosas.
Bajamos al valle
a la luz violeta de un cielo de estrella
Como en la montaña, se parte en mis brazos
el frío consuelo de la cruz de piedra.
SOBRE el junco abierto de la cruz de piedra
me juró su boca
Yo besé su huella y un frío de nieve
me dejó en las venas
el pecho de roca.
La niebla subía cubriendo la cara
de la tarde muerta.
AMORES
YA se aclaró mi angustia como un campo llovido.
El que se fuera vuelve
con todos los viajeros,
tiene los ojos mansos y la palabra grave
y me canta en las noches con los cantares de ellos
Por las eras maduras
-lenguas de sol que afirman la verdad de la tierra-
Ha venido esta tarde.
Me llamó al encontrarme, musicalmente, amiga,
y me largó sonriendo su brazada de espigas.
En mi lámpara ardiendo todas las estaciones,
yo las fui sofocando con los dedos del tiempo
para guardarme una,
la del otoño, a ella mi corazón se entrega
como las ramas caen
en los brazos del viento,
por su río salobre rueda elástico, fuerte,
y se quema es su ocaso como en un pensamiento.
Como es hoja que brota con cada hoja caída,
se lo doy al viajero de las claras espigas.
EN la azucena rosa de la cuna dormías,
y el jardín del silencio
inclinaba sus flores
sobre tus palpitantes párpados entreabiertos,
entre el día y la noche,
el momento y lo eterno.
Algo dijo en mi pecho:
de todo lo creado es el día primero.
De tu grito inarmónico
-asombro de la vida por su desgarradura-
una multitud blanca
se desbordó hacia el mundo.
Agitaste la mano
-libertad prisionera !sueño triste del ala-
y montañas y ríos!
animales y plantas
trastornaron el mapa taciturno del llano.
Me buscó tu mirada
-armonía del todo en el collar de lo último-
y cantaron los pájaros
en la selva encantada.
LO encontré en la mañana del libro que leía.
Avanzó por la clara soledad de los pinos
y me ofreció una rosa
que traía en la mano.
Yo lo besé en el alma
como si a una fuente la besara en el agua.
Sentados en el pasto del repecho, me dijo
toda la ciencia suya, el dulce amigo mío;
en sus ojos se abrían flores de mundos viejos, mundos de flores
nuevas,
y los movía el hálito de un sí definitivo.
Sé que en la noche el día sueña su primavera, y que el día
es la espera
gozosa de la noche,
que el surco es fosa y cuna de la misma semilla,
y que en todas las cosas
laten las transparentes
raíces de la muerte.
y como en un milagro,
me encontré en el camino
de los cauces profundos y oscuros de la vida
que dan al infinito.
COSECHA
EN el ocio inmenso
de unos pocos días espigué estos versos,
campo y soledad.
Los hube sufriendo,
los veo pequeños.
La grieta del cerro
No partió en la piedra su entraña de agua.
y quedó sangrando
la raíz del árbol.
Llora la esperanza siempre penitente.
Se busca a sí misma.
La belleza manda que nunca se encuentre
San Luis, 1937.