Celebrar la reaparición de "Mi Valle Azul", que integra las reediciones
que Cultura de la Provincia hace en conmemoración del Cuarto
Centenario, es reencontrarse con el Poeta: husmeador de infinitos,
testigo de comarcas, portavoz de calandrias, hombre bueno capaz de
traslucir espíritu a través de palabras. Palabras que provocan a Polo
Godoy Rojo, y en recíproco trasvasamiento él a ellas, encendiéndolas
con candor y esperanza. Desde su matriz intuicional, la imaginación
elaborada haciendo pie en lo real, entreteje el poema. Por eso
precisamente la importancia del Valle Azul; porque el valle inicia al
poeta, él es su "bautismal de canto", después que el hombre llega a ese
sitio, donde echa raíces y encuentra pájaros. Después los temas irán
conformando un mosaico soñado y trabajado para emocionar, sorprender y
subyugar, desde paisajes de frescura "...olor a tomillo, trino, de
mandioca enamorada, frescurita de una sombra! destendida sobre el
agua..." hasta espacios de aridez y escarcha donde "criaturitas de Dios
que hasta la escuela llegan buscando compasión de madre..." o sonoridad
de "guitarra, pétalo desprendido del alma" o estaciones de "hilillo de
agua en la acequia, sol subiendo al mediodía, alambres empavesados de
urracas y golondrinas".Desde una forma que muestra: un lenguaje sobrio
y sencillo, asentado en la fuerza de sustantivar: construcciones bellas
y metáforas reveladoras. Pero el mayor regalo consiste en gozar las
páginas del libro porque portan vivencias de paz y de salud,
contemplación atenta, laboriosidad docente, memoria agradecida y
hondura de hombre libre. Como hace medio siglo, el alma se nos puebla
de "fresca flor de trinos", "el corazón es ala" y en "la sangre hay
abejas musicales".
Qué falta que nos hace! Porque estamos imbuidos en zozobras, en caos,
en guerras y en desesperanzas. "Mi Valle Azul" es una invitación al
sosiego, a la luz y a la reconciliación.Dios te bendiga valle de su
canto. Que sea también nuestro, ese cielo de pájaros!.
Beba Di Genaro.
REGRESO
Es hora de volver; por sobre el cerro ya viene el día clamorosamente. Toca su flauta el aire entre los molles y un zorzal en sus trinos amanece.
En este valle del camino al cielo entre agua mentolada y piedra y trino no fue mi corazón más que el intacto iluminado espejo de un suspiro.
Como a un fruto lo arranco de la tierra y al colgarlo otra vez me da la vida. Ya estoy aquí de pie, ya escucho al mundo y me duelen de nuevo mis heridas.
No importa ya, si en limpia luz lavado Por tal milagro pudo renacer aquí a este valle azul cuando entristezca como un pájaro al nido ha de volver.
LA CALANDRIA
Desde verde copa canta la calandria.
Fresca flor de trinos esparce su flauta.
Ramillete claro se espeja en el agua.
Y en el canto el cielo y la paz serrana.
Desde verde copa Canta la calandria.
BURRITOS
En los jumerales van con rumbo a Uspara, pellizcando yuyos lentamente avanzan.
Y mientras más leguas más pesa la carga; todo el sol del día sus trancos aplasta.
Curtidos a guasca marchan tranco y tranco; el hambre los muerde con vivos punzazos.
Los belfos caídos, La cabeza suelta, ojos adormidos, chuscas las orejas.
Los viejos arrieros Sacan sus guayacas, Chispea el yesquero Y pintan un "chala".
De los jumerales Van con rumbo a Uspara, Hambre, sed y muerte Hallan en su marcha.
ARROYO "LA HUERTITA"
Entre encrestados peñones fluye su chorro de plata y ya en el valle sonriente es una niña que canta.
Un aire antiguo de quenas levemente lo acompaña; tan sólo basta desearlo para escuchar sus vidalas. Gozan las flores silvestres adomándole la falda y al inclinarse le ofrecen en sus perfumes el alma.
Olor a tomillo, trino de mandioca enamorada, frescurita de una sombra destendida sobre el agua.
Arroyo puro, armonioso como cantar de guitarra queriéndolo aquí se escuchan aires de antiguas vidalas.
Qué linda se ve la vida desde su orilla aromada, color de cielo celeste, color de pura esperanza!
Quién se miró alguna vez en los cristales de su agua vuelve hechizado a buscarlo en los espejos del alma!
HUERTO
De flor y luz radiante te coronas celeste paraíso de entre sierras; tu corazón frutal, zumo de mieles, arde al beso de cada primavera.
A tu fragante sombra de naranjos de lujuriosa vid, de añosa higuera, corre el aire a llenar como en la fuente su cántaro de aromas y de esencias.
Oh, remanso soñado de dulzura donde la uva en sazón nos da su ofrenda y se estremece el aire almibarado al brillante zumbar de las abejas.
Hasta el agua al cruzar ríe dichosa y trino y hierba y aire se entremezclan para brindarme el fruto sazonado de tu edén escondido entre las sierras.
SERENATA
Suena un aire de guitarras desprendido desde el alba.
"Por una senda dos risas en cántaros de alegría".
Un grillo desde la sombra angustiosamente llora.
"... Dos flores cortó el olvido, ay, tu suspiro y el mío".
Vuelve el tropel de guitarras apagado por el tiempo.
"... Pensar que el cántaro aquel yace en borrado sendero"
y ya se aleja, se aleja, llorando su llanto seco.
Con agua de siempre vivas se ha perfumado el recuerdo.
GUITARRA
Oigo subir tu voz limpia de sombras desde lo más profundo de la pampa.
Entre el tropel furioso de los cascos y el silbar de la crin desmelenada.
Entre aullidos salvajes y agrios gestos sobre el polvo de oscuras rastrilladas.
Partiendo miedos y ásperos silencios con un trinar de pájaro en el alba.
Subes entre un tropel desenfrenado deshojando esperanzas.
Contra el pecho de un gaucho, del primer gaucho que pisó la pampa vienes despierta en galopar sonoro llenando de armonías a tu caja.
Vienes guardando el aire de la noche, los himnos que oyes cuando el día aclara y el misterio que enciende a las estrellas y a nuestras vidas en la misma llama.
Y así una vez, cuando de tanto oírle latir su corazón junto a tu caja te le aprietas rendida contra el pecho hasta hacer llorar calientes lágrimas
al darte una caricia halla en tus cuerdas el ritmo de su sangre encabritada.
Y eres, guitarra, entonces, sólo la extraña vibración de un alma!
Que será pecho amigo con consuelos cuando nos hinquen punzadoras garras y en el andar alegre y sin repechos una boca que canta.
Guitarra , armoniosa calandria!
Que le pusiste mieles a la vida . en la estallante rueda de jaranas.
Guitarra! En el brioso malambo ritmo entero furia salvaje de indomables ansias!
Y repicar de espuelas en el gato de coscojera gracia.
En la sombra del día, junto al fuego, lamento de vidala.
Un nervioso rasguido en pulperías apuntalando ardiente la payada.
Vino dulce y caliente, grito abierto sobre la áspera punta de una lanza. Clarín rebelde, intermitente, duro, insuflando heroísmo en las batallas, desbordando y colgándose en las bocas con el ritmo vibrante de una zamba.
O pañuelo bordado, jugueteando mansamente su gracia ...
O dulce como un beso en la cadencia que al filo azul del alba dice un secreto amor emocionado prendido a una ventana.
Guitarra, fiel guitarra, sonorosa bandera de la raza que estás conmigo aquí y hablas mi lengua de pájaros y flor y arpegios de agua.
Pero que entras al alma con tus sanes y como con un cuchillo me desangras
Guitarra! Pétalo sonoro desprendido del alma!
SECRETO A CONCARAN
Cuando eché mis raíces en tu tierra, yo no tenía pájaros; me los diste encendidos en el alba de un día inesperado.
Y estoy entre dos sierras y entre cielo, alegre el corazón como árbol joven, girando en remolinos de hojas nuevas abejas, mieles e impalpable polen.
Cuando eché mis raíces en tu tierra, yo no tenía pájaros; desde tu herido corazón nacieron y el alma con su arpegio me poblaron.
Dios te bendiga, valle de mi canto, por cuantos me ofreciste, por las alas y trinos luminosos que de cielos fragantes hoy me ciñen.
Oh,Concarán alcázar de la luz, mi silencioso valle florecido, tú que me diste bautismal de canto escúchame el secreto que te digo:
Cuando muera mi voz alza sobre ella tu eternidad sin sombras y sin norte y préstale una estrella cristalina para sus largas noches.
Que ha de volver de allá por sus latidos escapada de su ánfora en un soplo para prender cual nardo en tus mañanas, su verso emocionado y silencioso.
LLUVIECITA SERRANA
Me gusta extraviarme por sendas serranas cuando ya la lluvia sus cimbas desata.
Desde verdeoscuras colinas levantan corolas y hierbas su ofrenda aromada.
Se arman los trinos en dulces gargantas y cada árbol luce follajes de plata.
El arroyo cimbra su inquietante rama y es su andar un largo trueno en la quebrada.
Bajo frías gotas que a la tierra estañan voy oyendo historias por nadie contadas.
Que es lindo ir andando cuando en la montaña la lluvia destrenza sus cimbas de plata!
La vida es sólo una dichosa fragancia y el trino es el eco de un alma que canta!
Oh, clara armonía del trino y del agua, del surco inundado alzando esperanzas!
Si entonces la tierra de su misma entraña como una corola revienta en fragancias.
Cuando ya la lluvia sus hebras de plata las entrega sueltas a brisas serranas da gusto irse apenas sintiendo que el alma no es nada m s que una dichosa fragancia!
LA HUERTITA
Aquí plegué las alas deshecho por fatigas, dormí entre escorzioneras y tiernas doradillas.
Bebí en los lloraderos el agua cristalina, traspuse las maromas. salté bardas y pircas.
Anduve sendas vírgenes oí cosas antiguas.
Y un día trepé al cerro y renací a la vida.
VIÑETA CON MI NIÑO
Cuando yo diga rosa tú dirás mariposa.
(Los umbrales de luz de la alborada azul...)
Rimarás altamisa repicando tu risa.
(El flauteo sonoro de unos pájaros de oro.)
Mira en la flor de luz cómo danza el rundún ...!
(Entre álamos, el agua. desplisando su enagua. La montaña azulada, la nube en sombra alada.)
Escucha la armonía rebalsándolo al día.
-¿Por qué la mariposa danza sobre la rosa?
(En la cabeza rubia sol en dorada lluvia.)
-¿Por qué, por qué a mi risa se la lleva la brisa?
(Oh, ya levantas vuelo por senditas de cielo!)
Deja ya el corazón en tu asombrada voz. ¿Oyes bien la canción? ¿Sabes esa canción? Si hasta la lejanía sonora de alegría en cánticos de amor va repitiendo: Dios…!
LA FORJA DICHOSA
Mejor que la campana la calandria.
Y más alto que el sol mi corazón
llamando en la mañana .
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Cuando el día abre sus alas ya vienen como en bandada.
Bullitas y risas claras por senderitos de cabras.
La escuela blanca, reblanca entre los montes clavada.
y unas fragantes mañanas y para dar toda un alma.
Cuando arriba, por los cielos suelta el llamar la calandria y oigo pasitos que vienen por senderitos de cabras
siento mejor que en mi escuela están al rojo las fraguas para la forja dichosa del porvenir de mi Patria!
A DON SANTIAGO
A tu memoria; porque me enseñaste a recorrer los senderitos serranos
De aquel paisaje azul que nunca olvido, del valle en alba riente y trinadora, con tu pausado andar que te demora retornas hacia mí, viejo querido.
Qué importa que aquel tiempo se haya hundido si vivo mi cariño que te añora va a rescatarte con su verso, ahora, desde el torrente sordo del olvido.
Con una antigua luz que te corona, blancas las barbas y el modal cumplido te fugas de la paz que te aprisiona.
Sacúdese mi sangre a tu latido y oliendo a tus duraznos, molle y trigo ya te confundes sin sentir conmigo.
II
Entre pedrones de cortante cresta y el ruedo de cristal de aguas pulidas, labrado por tus rejas bendecidas oh, tu predio de Dios, era una fiesta!
Pendía sobre el valle, inmensa cesta, donde la tierra fiel, de ubres henchidas con el trigo en espigas encendidas a tu tesón de abril daba respuesta.
Y tu huerto en eterna primavera fragante a frutas y de flor vestido, tenía en milagrosa vertedera, en su filtro de sol, de alto sonido y en el arpegio alado de zorzales transparencia total de madrigales.
III
Andando junto tuyo algún sendero era hallar los secretos que escondía la mentolada luz y esa armonía de la mínima flor y del jilguero.
Guardabas del ayer rico venero, leyendas del crespín, del riente día y aquella trasegada brujería que daba un llanto azul al "lloradero".
Hoy que elevo mi cáliz de belleza con devoción, siguiendo tu consejo, al ceder a mi ruego tu nobleza de aquel paisaje azul vuelves, oh viejo, con tu buen corazón y tu alegría, poeta que me das tu poesía! DIA DE PRIMAVERA
Hilillo de agua en la acequia, sol subiendo al mediodía, alambres empavesados de urracas y golondrinas.
Vaho de tierra empanada, olor a salvia en la brisa, azul cristalino el cielo de primavera florida.
Y en la puntita de un gajo, con chispas de trino y vida el chingolo que da al aire el alma alegre del día.
MI CIELO
Este cielo de pájaros es mío. Persigue mi alma el trino deslumbrante empinándose al cielo entusiasmada, rebosante de amor y madrigales,
Qué descansada y qué fragante vuelve, confundida en mi voz, que cuándo suena es como el agua pura de la fuente manando entre jazmín y escorcionera.
Sobre el cerro aún húmedo de noche, entre los tules de celeste brisa, ya despojado de mi carga de hombre gozo mirando desflorarse el día.
No hace ni sombras mi vivir dichoso y en la flor y la luz hallé la clave; se enguitarra de pájaros el día y mi sangre de abejas musicales.
Por sobre la corriente del silencio me habla la vida con sus voces nuevas que alcanzan la intangible eterna gracia en la divina flor de la verbena.
Entre un cielo de pájaros camino sin tener ni una sombra de pesares desbordando armonías los sentidos y las venas abejas musicales.
ESCARCHA
Vienen cruzando montes y rastrojos sobre leguas de nadie.
En la mañana blanca de escarchilla la camisa apegándose a la carne.
Con el llanto escarchado en las pestañas al punzazo del aire.
Sobre la dura tierra, las pisadas resuenan como en losas sepulcrales. Criaturitas de Dios que hasta la escuela llegan buscando compasión de madre:
Dando diente con diente, solos, solos, mordidos por la vida hasta la sangre.
Dormida la canción entre los labios soñando en alba y flor primaveral
Al pasito desnudo, que en la tierra resuena como en lozas sepulcrales.
TREN NOCTURNO
Era el tiempo sin sombras en el alma.
Me besaban mis padres santamente al despuntar el alba.
Mis ojos se doraban de alegría y eran mías las cándidas palabras.
Me acercaban los árboles al cielo y las sendas a tierras encantadas.
Todo, todo pasaba entre alegrías. y la vida, también, así pasaba.
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Al filo de la noche el tren avanza. Va batiendo sus parches arrebatado sobre esta tierra amada.
Me pegan con sus alas duramente los recuerdos posados en el alma.
Yo viví en esta tierra cuando niño; con su aire de resinas me aromaba.
Yo sé que aquí hay un árbol que nació de semillas que él sembrara.
Que entre esta sombra espesa hay ruinas de la casa donde alzaban sus flores los jazmines y sus risas las almas.
Yo sé que aquí hay amigos que siempre lo recuerdan y lo alaban.
Yo sé que aquí ...oh, la vida, oh, las cosas amargas, aquel encantamiento destrozado por horas despiadadas!
Bajo otra tierra estéril para siempre descansa.
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Entre el ruido acerado de las ruedas oigo su voz amable que me llama.
Qué inmensa tempestad furiosa corre llenando de zozobras a mi alma!
Oh, padre inolvidable, oh tierra bendecida donde en lejanos días me besara!
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Golpea el tren su parche arrebatado volando hacia otras albas.
Ya pasó ...ya pasó ...me queda el polvo las sombras, un reflejo ...nada, nada ...!
Sólo el tren desbocado que me lleva volando sin sentido hacia otras albas!
AYER
Por aquí fue una risa desatando ilusión.
Todo el valle fragante era su diapasón.
El agua anaranjada decía una canción.
Tornó a girar la noche sus aspas de carbón.
y abrió helados abismos a la nevada flor.
…………………………
Hay ruinas de la casa y hay un vago clamor
El agua al cuesta abajo murmura una oración
EL ALGARROBO
Cuando en las copas sedientas enero asienta sus llamas, cuando abrasa en remolinos los verdes y las aguadas, el algarrobo altanero como un fortín se levanta y clavándose en la tierra sabrosos jugos le arranca para darlos al sediento en su fruta almibarad
Anda enero por los campos y entre las hojas, cigarras, que a todos los campesinos la buena nueva proclaman: "Ya maduró la algarroba, ya se engrosaron sus vainas!" Y todo el monte se endulza y es su corazón un ala que tiembla de gozo y risa en el canto de cigarras.
Los caminillos se adornan de bullicios y de pisadas; los niños se van cantando, -es su pan la dulce vaina- los hombres, como en cuadrillas, van avivando jaranas y entre las viejas, las niñas, portando el mate y el agua completan la romería con su donaire y su gracia.
Por las copas anda enero y anda un clamor de cigarras, y ágiles niños que trepan por gruesos troncos y ramas, y abajo, viejas y mozas, como juntando esperanzas. -"Dios bendiga nuestro pan!" Dicen dándole las gracias, y los hombres: "Por la aloja. que llenará las tinajas!"
Anda enero por las copas y el temblar de las cigarras olor a vainas maduras por los patios desparrama. El santo día el mortero se embadurna con la añapa. Las viejas mecen y mecen fragante arrope en las pailas y rica aloja fermentan los hombres en las tinajas.
Un trago de vez en vez su larga sed les apaga y al refrescarles la boca les atiza la algazara. Van y vienen cernidores, bajo el cielo, las cigarras, en la escudilla las manos prensan la harina tostada y al patay sacan del fuego como un panal de fragancia.
Con llama infernal enero abate brotes y aguadas pero todo hay en los ranchos si el algarrobo dio vainas; vino y refresco, la aloja, como su pan es la añapa, para el quesillo, el arrope, y les dará lo que falta el patay que bien tostaron en laboriosas jornadas.
Hay risa en los caminillos y en los ojos esperanzas si en el reinado de enero clamorean las cigarras y los viejos algarrobos se desmoronan de vainas. -Habrá pan -dicen las viejas; los hombres: -Aloja grata! y los niños, saboreando: -Lechecita con añapa!
EL MAIZ
Nunca bien alabado don de América reventando en espigas!
Caliente sangre mártir vuelta savia nutricia.
En las hondas raíces de la tierra da con el grito indígena.
Silba un llanto de quena entre las cañas y en el noble maíz se corporiza.
Rompe costras de siglos y renace enjoyando una espiga: Anda la Pachamama por los surcos hundiendo comedida las semillas.
Y en vegas y cañadas, y entre piedras, tesoros sin tinajas multiplica y a la mesa del pobre se la adorna con el locro y la humita.
Revienta la flor nevada en las cayanas y sonoro en las bocas se hace harina.
Este es el generoso don de América, oro hinchando la espiga.
Que en las hondas raíces de la tierra da con el grito indígena.
Y hace rueda en la mesa de los pobres ya en blanca mazamorra, ya en la humita.
La buena Pachamama, protectora, va por chacras también pelando espigas.
Y para una esperanza, unas monedas, en la mano del criollo deposita.
Entre chalas resecas el tin-tin de la espiga.
Este es el don de América la rica tierra de Indias.
Una hilera de dientes apretados reventando de vida.
Raíz dando en la carne pisoteada del poblador indígena.
Nevada flor brincando en las cayanas, mazamorra y humita.
Grito y dolor subiendo por las cañas cuajándose en espigas.
Himno al viento en los trojes y en las chacras, en el verdor que crece, en la semilla.
Himno dando en el cielo. Un himno nuevo, un himno colosal para la espiga.
Donde gime una raza que aún se ofrenda volviendo de insepulta lejanía.
Donde veo una suerte de favores para aliviar clamores y desdichas.
Una escondida voluntad buscando fertilizar sonrisas. La Pachamama, sí, la Pachamama, que a sus brotes cobija.
Subiendo con su llanto por las cañas, vuelta savia nutricia.
Este es el rico don de América, oro y pan en espigas!
LA FLOR
Encastillada forma que atesora sangre de tierra en rico pebetero, latido simetral, hondo latido sondeando latitudes bajo el cielo.
¿Qué inesperada voz de llanto o risa holla senderos de eternal silencio y se asoma en color y en armonía a desatar su luz de sentimiento?
¿Cuál impulso secreto la conmina a buscar encondidos derroteros que han de dejar su ruedo de colores luciéndose un instante bajo el cielo?
¿Qué fina suavidad de agua o de brisa, de seno juvenil, de ansioso ruego, en su forma sin par se aterciopela y luce sin temer púas ni yelos?
Oh, milagro de luz, luz diminuta, abierta al cielo en ruedo de colores de donde la alzan temblando las pupilas para inundar a mi alma de emociones!
SONETOS A MI MADRE
El mismo aliento que abre alas corolas no bien el alba trae alada al día abre a la luz mi casta poesía sobre un campo de tenues amapolas.
Oh, devorante amor, que te acrisolas, en el fuego infernal del alma mía donde quemé palabras a porfía para engarzarte en alma de corolas!
Párteme despiadado el corazón si es que habrá de nacer de ese dolor la más pura y sentida poesía.
Que no alcanza el clamar de mis anhelos ni toda la belleza de mis cielos para ensalzar aquí a la madre mía!
Corto recuerdo de lo más lejano pero vivo que tengo en la memoria un lugar borroneado y sin historia en el linde de un bosque con lo arcano.
Aletea en mi frente ya tu mano signándome en alada trayectoria y en tus besos me das la inmensa gloria de sentir que está el cielo muy cercano.
Punta de rieles; tren lento que avanza; monte virgen; mi padre y su esperanza y tú que la sostienes con amor.
Sordo rumor que sube; y yo repito con tu misma encendida fe el "Bendito" con que aclara a las noches tu fervor.
Cuán puras son tu frente y tu sonrisa memorias de fragante primavera, y qué noble el afán que sin frontera te lleva a andar el día siempre a prisa.
Mi alma allá todavía te divisa con tu mano, la mano que aún espera partiendo la humildad de su quimera santamente con quien más lo precisa.
Escapa de tu pecho un canto de oro suave viñeta de cristal sonoro que dora el día con su tenue encanto.
Y yo al borde del bosque detenido mirándolo de trinos florecido te beso, entonces, te bendigo y canto.
Después, ya siempre lejos, madre mía, seré un punto en distancias sumergido volviendo siempre a ti, sano o dolido, con mis cántaros secos de alegría.
Ay, mi niño corazón que desvaría pronunciando tu nombre bendecido o ya en su ansia corriendo enloquecido tras tu imagen, por honda lejanía.
Qué rica eres, oh, madre, en tu pobreza, qué noble es la humildad de tu belleza afinada por vientos de dolor.
El amor donde estás viene a tu mano en avecitas rubias de un cercano país celeste donde mora Dios.
Ni un punto cedió nunca tu entereza. En nuestra mesa el pan de cada día por tus manos sagradas nos venía santificado siempre de pureza.
Del vivir nos borraste su aspereza y en la noche más larga nos traía una estrella tu amor sin lejanía y tan sin parangón en su tibieza.
Tu destino fue el mismo de la espiga: se abrió en ríos tu savia trece veces; tu corazón hachamos trece veces.
Y por años, venciendo tu fatiga, nos pintaste en canción dulce de cuna azulados paisajes de la luna.
Santificada seas, madre mía, luz que levantas mi secreto gozo y me llenas el alma de alborozo y de esta inacabada poesía.
Nada hay que darme pueda esta alegría; ni la alabada flor donde remozo la vibrante campana de mi gozo de saber que te tengo y eres mía.
Pues, tostado en un horno de distancia siento tibios tus besos de la infancia y tu imagen bendita me acompaña.
Renace como entonces mi alegría y tú eres esa estrella que me guía por entre cerrazones de maraña.
Por Dios iluminada, madre mía, tú simbolizas el amor fecundo, el que sostiene y fortalece el mundo con firme y abnegada valentía.
Ofertorio de amor, tu eucaristía la elevan tus dos manos sobre el mundo iluminando arcanos sin segundo Con llamas de esperanza todavía.
Oh, corazón de madre, arca divina, donde guardas la mies sin una espina santificada por inmensa fe.
Apártanos del mal, madre y perdura sobre una tierra en paz, más clara y pura para una eternidad de luz. Amén.
CANTO AL TRABAJO
1er Premio juegos Florales Las Varillas, Córdoba 1950
Antes que el sol reluzca, ya mi día se enciende en el trinar de la calandria. Oh, gran dicha de ver que ya me alumbra y que tengo de mies repleta el alma! Los mazazos sonoros del herrero dan al yunque vibrar de clarinadas. Arriba! Que sus músculos de hierro ya entregan al carril giros de llantas y va en ellas la vida tumultuosa, sin riendas la energía encabritada! Me da el aire temprano sus caricias fragante de rocíos y de alfalfas. Claro brillo del sol y clara hondura de un cielo abierto sobre sendas claras! Miro al pasar la tierra bendecida. de palpitantes y húmedas entrañas y ya vestida de verdores nuevos que ondula blandamente en la cebada.
En la punta del grito del labriego van las yuntas de acompasada marcha y entre brillos de espejos, los rejones cortan la blanda amelga en rebanadas. Con la noche en los ojos, todavía, pasan los carreteros con sus cargas de duros algarrobos, de quebrachos que cayeron doblados por las hachas. Aquí un troje proclama a todo viento que la espiga es el premio a la constancia. Se oye un dulce trinar en la alameda y el silencioso murmurar del agua. Por el cielo pequeño de mi valle va rodando el tañer de una campana. Todo está en pie, vibrante todo y sus poemas al trabajo cantan. Ya lo señala el humo que corona a los ranchos de paja abrillantada y la risa sonora y la paz riente que de la Madre Tierra se levantan. Entre flores nacientes, donde pura se reconoce tiernamente el alma, avanza ya por todos los senderos, mirando al Astro Rey de cara a cara, la legión de la paz, sólo portando el libro, las piquetas o la azada. Arriba! Arriba! Todo es bello, todo bajo esta enseña que tremola y canta! Arriba, inmaculada, más arriba blanco y azul amparo de esperanzas!
Qué dulce es el zumbar de las abejas que despliegan las alas afinadas. al vibrar melodioso de los aires! Se oyen el aletear de la mañana la suavidad del aire entusiasmado que entre pendones al trabajo aclama. Esta es la dicha que me agita el pulso, aquí donde se canta y se trabaja, donde sueñan mis hijos, donde tengo senderillos secretos con guitarras que me turban la sangre y la convierten en florecillas que coloran mi alma!
Este es, Mundo, mi júbilo anchuroso por la dicha pequeña que me abrasa de saber arrancar sin ambiciones nada mas que el hilillo de una llama! Sabed, todos, que en esta tierra mía, donde al par que se vive, se trabaja, puede cantarse con la frente en alto y alzar con propias manos la esperanza! No llegan hasta aquí fuerzas oscuras, las que arman la inconciencia con metrallas, las que intentan ceñir duras cadenas en las manos esclavas. Sabed, Mundo, que siempre será vano querer podar de cielos a las alas! Subterráneas labores corrosivas o el artero poder de la palabra no lograrán jamás largo dominio sobre eso que se copa con las garras. La conciencia es más honda y no se abate ni es posible tampoco descuajarla porque en sí se repliega, y halla entonces la chispa para eternas llamaradas!
Un remolino de humo ensangrentado podrá pasar sobre la tierra en llamas y podrán ser vergüenza del trabajo los millones de cruces apiladas. Pero nunca será triunfal un himno si es que hay un yugo que esclaviza el alma. Desde herrumbres y cascos derruidos ha de zafar la Libertad sus alas y entonces gritarás, Mundo, otra vez, el noble triunfo de la especie humana!
Oíd, Mundo, mi canto, que es el canto que me nace a banderas desplegadas donde el músculo rinde honesto fruto, donde el amor y la esperanza cantan. Esta es la dicha que me agita el pulso en esta isla de paz donde trabajan desde la tierna niña hasta la abeja, desde el hombre a la tímida torcaza.
Hay millones de valles y llanuras desde la enhiesta Cordillera al Plata y de Tierra del Fuego al Pilcomayo donde bajo la enseña azul y blanca, hombres de hierro escalan por el día y en triunfo lo coronan de esperanza. Donde canta la vida un himno pleno y donde bajo un cielo hondo de calma en el sagrado hogar, padres e hijos, a la dorada lumbre de la lámpara entretejen amor y tañen risas y gozan ya la dicha del mañana. Esta es la dicha que me agita el pulso la que vibra en mi sangre y siento en mi alma desde que el día sube a las alturas hasta que la alta noche va soltando reparadores sueños en bandadas. Esta es la dicha que asombrado canto, la del trabajo humilde de la pala que abre hoyas a la mies, que por setiembre al cielo da la vida de sus arcas. La del labriego que se rinde al día y que a lo largo de la noche viaja llevado sobre un mar de cielo y verde por el sueño dichoso en que descansa. La de la escuela que entre luces abre el sonoro llamar de la campana; la de las almas plenas de inocencia que acuden por las sendas en bandadas; el hacer de la espiga y de la abeja y el del hornero que trabaja y canta. Yo diluyo mi canto entre el acorde que alzan trojes repletos y altas parvas, el yunque forjador, la espigadora, el morder angustioso de las hachas, y el silbar prolongado de perdices que levantan al cielo un ruego de agua. El canto va en el día, está en el día y vibra en las corolas, donde el alma se reconoce tímida y dichosa en la tersa frescura de sus gracias.
Es un canto que está bajo este cielo, y lo saben los pájaros que al alba lo elevan para Dios, emocionados, en un salmo de paz y de alabanza.
Este canto al trabajo es el que digo, el que me llena el alma de fragancias, el que en forma de flor o de una estrella cuaja de acordes tiernos mi guitarra y busca por los cielos un sendero para echar por el mundo resonancias, por sobre incandescentes resquemores, entre puños en alto y choque de armas, de este pequeño valle donde habito, que en simbólica espiga da a la Patria el esfuerzo entrelazado a los esfuerzos que en el pedestal de triunfo la levantan y hacia donde, de todas latitudes, llegan hombres buscando su esperanza.
A éste es el trabajo al que yo canto no bien despunta el día sobre el alba y que da con el pan la paz bendita que nos alumbra fervorosa el alma!
AUTOR
Polo Godoy Rojo
Nacido
en Santa Rosa del Conlara, Provincia de San Luis, Polo Godoy Rojo se ha
constituido en uno de los máximo exponentes de la literatura de San
Luis. Maestro de profesión y maestro en expresar los sentires de esta
tierra. Los datos que aquí se detallan sirven para tener una visión de
su trabajo y ciertos aspectos de su persona, pero para conocer,
realmente, la intimidad y valía de su ser nada mejor que recorrer los
caminos de su obra. Egresó de la Escuela Normal "Dalmacio Vélez
Sarsfield" de Villa Dolores en la Provincia de Córdoba. Ejerció el
magisterio en alejados parajes de San Luis. Posteriormente fue
trasladado a la ciudad de Córdoba, donde se desempeñó como Director de
Escuela, Inspector Técnico de Zona y Miembro de la Junta Nacional de
Clasificaciones. Actualmente reside en la ciudad de Córdoba, pero sus
raíces y afectos continúan en San Luis.Ha publicado las siguientes
obras: "De tierras puntanas" (poesías-1945); "El Malón" (cuentos-1947);
"El clamor de mi tierra" (poesías-1949);"Poemitas del Alba" (relatos
para niños-1953, 21 edición 1981, 31 edición 1987, 41 edición 1990);
"Mi Valle Azul" (poesías 1955- 21 edición 1995); "Campo Guacho"
(Novela-1960); "Teatro de Juguete" (teatro para niños-1965); "Donde la
patria no alcanza" (Novela-1972, 2i edición 1990); "Nombrar la tierra"
(cuentos-1973); "De pájaros y flautas" (poesías-1977);"Cuentos del
Conlara" (cuentos 1979, 21 edición 1987); "Nombro la luz"
(poesías-1984); "Secreto Concarán"(novela-1987); "Leal" (cuentos-1989;
21 edición 1991); "Pisco Yacu" (cuentos-1989); "Comarca Azul"
(poesías-1991); "Laurel puntano" (poesías-1991); "El Gallero" (poesía y
cuento-1993); "La fiesta de mi escuelita" (teatro y poesía para
niños-1994); "Donde mueren los pájaros" (elección de cuentos-1994). Se
encuentra en edición en Editorial Plus Ultra: Juancito el Zorro en San
Luis" (cuentos para niños) y "Pajarito Desmemoriado" (títeres). También
ha escrito una serie de obras de teatro, que aún se Encuentran
inéditas, como: "El Despeñadero" (1ª Premio, 1961, para autores del
interior); "Réquiem para el amor" (1ª premio Concurso Teatro
Independiente Tambor de Tacuarí-Capital Federal); "Que el Señor la
bendiga"; "Criau di'agüela".Realizó múltiples colaboraciones en diarios
como La Prensa y El Mundo; en las revistas Mundo Argentino, Mundo
Infantil, El Hogar, Estampa y otras del país y del extranjero. Su
trayectoria ha sido reconocida con múltiples distinciones, entre las
que merecen destacarse: "Mi Valle Azul", 1º Premio Región Centro de la
C. Nacional de Cultura trienio 1951-1953; "Campo
Guacho", 1º Premio Emecé 1960 y 1"' Premio SADE-Córdoba; "Donde la
Patria no Alcanza" lº Premio Bienal Puntana de Literatura, Faja de
Honor de SADE, 1º Premio
Región Centro-Litoral de la Dirección Nacional de Cultura producción
1971; "Secreto Concarán", Gran Premio SADE de Cuyo 1984, Faja de Honor
1989 de la Asociación de Escritores Argentinos (ADEA).
Algunos juicios sobre su obra."Campo Guacho": "Una excelente novela, digna de figurar entre los más celebrados títulos de la literatura gauchesca". "Clarín" "Es un libro que se lee con interés y emoción y que nos enseña a
conocer mejor los seres y las cosas del campo argentino". Revista
"Claudia". "La historia del protagonista de esta novela está expuesta con tal
destreza, que no podemos sino juzgar al autor como un ponderable
narrador cuya perspicaz concentración nos permite ubicarlo entre
quienes continúan la senda por la que transitaron Hemández, Payró,
Sánchez, Güiraldes, Lynch. "La Prensa". "La novela de Godoy Rojo merece atenta lectura por parte de quienes se
interesan en la interpretación de la Argentina actual y en la
comprensión de sus grandes problemas."La Nación".
"Donde la Patria no Alcanza": "En esta novela Godoy Rojo alcanza madurez expresiva a través de
recursos directos cuya fuerza está dada precisamente por la
comunicación de los hechos en un estilo sencillo y descarnado. Este
libro merece estar en su biblioteca". "Clarín". "Novela que afirma al autor en el dominio de una temática destinada a
exaltar las virtudes del hombre, particularmente de los sacrificados
habitantes del interior". "La Nación". "...libro que nos hace retornar a la vieja y sabia literatura que DICE
cosas, pero que además, las dice bien. "Con emoción ante su tema, con
respeto gramatical, con imágenes tan coherentes como las frases con las
que va contando sus historias, el autor nos entrega un libro para
pensar". "La Prensa" "...un libro que es un formidable alegato documental... Una novela que encara un tema
digno, sin reservas ni tapujos. Un narrador excelente, un espíritu valiente que corta hondo, sin concesiones". "Mendoza"
"Poemitas del Alba": "Son incesantes los hallazgos poéticos de este libro, cuya lectura gana nuestra
admiración". "La Voz del Interior".
Sobre su publicación en la serie "Narradores Cordobeses". "Las letras de un maestro: Polo Godoy Rojo, una figura de arraigado
prestigio en las letras argentinas, inicia esta colección con dos
excelentes narraciones. En estas páginas queda confirmado, una vez más,
el dominio narrativo de este autor, quien en ambos trabajos demuestra
un ajustado trato de los personajes y hondo conocimiento de sus
psicologías.Godoy Rojo escribe con soltura, con maestría, con
sentimiento y con belleza. Esta última virtud es el corolario de toda
gran obra. Su prosa, cálida y sencilla, adquiere por momentos la
vibración espontánea de la vida". "La Voz del Interior"
"Secreto Concarán": "Una novela que ratifica el prestigio de Polo Godoy Rojo y que aun
supera su obra anterior, sin que ello signifique desmerecer, por
supuesto, la larga lista de cuentos, relatos, poesías, relatos para
niños y novelas de su autoría". "Puntal" (S.L.).
Secreto Concarán se sintetiza en un conjunto sobrio, bien logrado,
pleno de formas deducibles, certero en cuanto a las normas de conducta
que definen y justifican el fin del hombre en el universo". "La Voz del
Interior"
"Pisco Yacu": "Cuentista excelente, nos acerca un rico mural de episodios comarcanos
que no será fácil desvanecer en nuestra memoria". "La Voz del Interior".